En Ecuador, una gran cantidad de productos naturales son utilizados como parte de los tratamientos que mitigan enfermedades, es uno de los países andinos donde más se consumen estas plantas, con el fin de combatir dolencias.
Los pueblos indígenas que habitan las provincias de Imbabura, Cotopaxi, Azuay y Loja especialmente, como parte de su acervo, cuentan con una bebida tradicional denominada “chaguarmishqui”, extraída de la planta hembra del penco, muy popular por sus propiedades curativas. Mi abuela paterna que tenía parte de su árbol genealógico en San Roque (Antonio Ante), de niña tuvo que radicarse en el caserío de Pueblo Viejo (Mira), su familia fue llevando esta tradición, a más de dedicarse a la obtención de la cabuya, con la que elaboraban costales y alpargatas, materia prima que también sale de la penca.
Mi padre recuerda, que la abuela, decía que este “elixir”, era mejor que las medicinas de la farmacia, ayudaba a aliviar problemas de artritis, gastritis, reumas, inflamación de riñones, cáncer de próstata, insomnio, estrés y várices, además de ser un aporte a los huesos. Cuando la planta estaba madura, -cinco años aproximadamente-, perforaban con cuidado en su base y empezaban a “chaguar” el líquido blanquecino, dulce y espeso. Gracias al conocimiento ancestral trasmitido de una a otra generación, el uso de la medicina natural se ha convertido en una alternativa, para argumentar más los “milagros curativos” de ésta, investigamos que en Quito existen kioskos que la expenden, los asiduos clientes en su mayoría son adultos mayores, su precio oscila entre 0,75 y un dólar. También encontramos que en Cayambe, durante las festividades de junio, se consume “el guarango”, una bebida parecida a la cerveza que es elaborada a partir del chaguarmishqui fermentado. Los antiguos de esta zona lo consumían durante las mingas para mantenerse con ánimo. Al chaguarmishqui se lo conoce también como “dulce de penco”, su fuerza se encuentra en los testimonios de personas que lo han consumido y dan credibilidad de su eficacia, significando un alivio y en algunos casos, la cura definitiva. Escasamente recuerdo su sabor, tengo que probarlo.
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